domingo, 13 de noviembre de 2016

Una modernidad singular


Se inauguró la semana pasada en el museo San Telmo de San Sebastián la exposición Una modernidad singular en la que se resalta la importancia de la ciudad en el surgimiento de las vanguardia histórica -especialmente artística- en España desde finales de los años 1920 hasta la guerra civil.  Y nos surge la duda razonable de hasta que punto se habrá intentado escamotear (que la circunstancia se produce lo damos por hecho y estaría encantado de rectificar) la procedencia política de todos aquellos hombres que la hicieron posible, de manera que estas líneas serán mitad aviso a navegantes despistados, mitad acto de desagravio.
Nos avisan que la exposición pivota entre dos nombres y una sociedad y ya tenemos que avisar: los tres falangistas.

Nuestro José Manuel Aizpurúa, genial arquitecto racionalista, agitador cultural y fundador de la falange donostiarra, motivo por el cual le asesinan en septiembre de 1936 días antes de que la ciudad sea liberada, una víctima más de la legalidad republicana.

El imprescindible Nicolás de Lekuona (Villafranca de Ordizia 1913- Frúniz 1937) pintor, dibujante, fotógrafo y autor de una obra luminosa que alentó el mismísimo RAMÓN y que traía todos los marchamos de una modernidad a veces intuida y que solo pudo interrumpir la guerra pues murió a los 24 años cuando combatía con las tropas nacionales en el frente de Vizcaya.

La sociedad gastronómico-cultural GU (nosotros en vascuence) que surge en 1934 y vertebra toda la actividad cultural de vanguardia de San Sebatián y su órbita con exposiciones, conferencias y homenajes y que es animada por toda aquella generación de jóvenes que en la mayoría de los casos no solo promovieron el Arte Nuevo, también abrazaron la idea de revolución nacional que les propone la Falange. El discurso inaugural lo pronuncia Sánchez Mazas con presencia multitudinaria de rojinegros y no tanto; Gecé (que nos dejó crónica del acto como no podía ser menos), Víctor d´Ors o el mismo Picasso de paso por la ciudad. Auténtica cofradía multidisciplinar, formaron parte de ella y participaron en sus actividades desde Federico García Lorca, Keyseling, Guillermo de Torre, Benjamín Jarnés, Max Aub, Cabanas Erauskin, Jesús Olasagasti, Oteiza o el maestro Tellería y Regino Sáinz de la Maza.

Cuando San Sebastián era Atenas, en aquellas salas de la calle del Ángel 13, recordaba Eduardo Olasagasti, hermano del pintor "había visto polemizar sin violencias a Sánchez Mazas con los Baroja, Pío y Ricardo, y a Picasso con José Antonio Primo de Rivera".












viernes, 12 de agosto de 2016

Sílabas de infancia



Siempre es momento para volver a Astorga, y como vemos que de la última visita va ya para seis años, habrá que ver como terminó la obra. Las fotografías que nos llegan primero nos hacen echar de menos aquel anterior estado de abandono, aquel jardín en su descuido y la galería hecha añicos. Ya se sabe que la belleza de la ruina es mucho más literaria -que es de lo que se trata- que la rehabilitación a tanto el metro cuadrado.

Pero hay que reconocer, primero, el mérito municipal que ha mantenido en pie la que fue casa familiar de los Panero, y luego que finalmente se haya destinado a usos culturales, que parece que tampoco estaba clara la cuestión. Ya no correrá la misma desgraciada suerte que la otra de Castrillo y  ahora hay de nuevo motivo para volver a Astorga.
Entre esos muros de piedra decía Leopoldo Panero que siempre le sonaban sílabas de infancia y allí podremos ir en busca de la nuestra. 












miércoles, 18 de mayo de 2016

País de los castillos



País de los castillos, 
el cielo en donde siempre
caeremos
hacia arriba.


OLGA BERNAD, "Perros de noviembre". Ed. La Isla de Siltolá. (Sevilla 2016) Pág. 76.












martes, 17 de mayo de 2016

Campo Cerrado



No habrá que retrasar la enhorabuena a los responsables de la exposición "Campo Cerrado. Arte y poder en la posguerra española 1939-1953" del Museo Nacional Reina Sofía que repasa las manifestaciones artísticas de nuestra inmediata posguerra, porque estamos llegando a un estado de papanatismo tal que cualquier manifestación por aséptica que sea, siempre habrá quien la interprete como furibunda apología.
Eso sí, el recorrido por las salas de la tercera planta sigue desmintiendo el manido lugar común que tlda de erial el panorama cultural de los años cuarenta; de Ortega al arquitecto Coderch y de La Codorniz a Eugenio d´Ors.
 
El material inédito es abundante e incluye el retrato que Dalí hiciera del embajador Juan Francisco de Cárdenas que negoció los acuerdos hispano norteamericanos de 1953. Y sin querer hacer de la anécdota categoría, podemos descubrir que el pabellón de España en la Trienal de arquitectura de Milán de 1951 estaba comisariado por Rafael Santos Torroella, varios años encarcelado después de haberse  zafado de la condena a muerte en 1940. O  la represión no era tan sangrienta como nos dicen o alguien no estaba haciendo bien su trabajo en el Régimen.

Las fotografías corresponden al pabellón de España en la Trienal de Milán de 1951 y una de las versiones del retrato que hizo Pancho Cossío de José Antonio.