Otro aquí no se ve, frente a frente,
animoso escuadrón moverse guerra,
sangriento humor teñir la verde tierra
y tras honroso fin correr la gente.
Este es el dulce son que acá se siente:
¡España, Santiago, cierra, cierra!
y por suave olor, que el aire atierra,
humo de azufre da con llama ardiente.
El gusto envuelto va tras corrompida
agua, y el tacto sólo apalpa y halla
duro trofeo de acero ensangrentado,
hueso en astilla, en él carne molida,
despedazado arnés, rasgada malla:
¡oh sólo de hombres digno y noble estado!
Francisco de Aldana (Alcántara 1539- Alcazalquivir 1578).