lunes, 22 de marzo de 2010

Del falso abencerraje


He tenido la impresión que este libro del Teniente Coronel Eduardo Pérez Ortiz, representa el eslabón perdido de aquella literatura de cautiverio tan propia del Siglo de Oro y de la que participa en cierta medida hasta el propio Cervantes con algunas de sus Novelas Ejemplares. Pero si de aquello nos quedó la idea de la aventura orientalizante, de este relato descarnado nos queda el dolor de la tragedia; testimonio de primerísima mano y mítico entre los interesados en la historia de España en África.

Leído a día de hoy puede que la máxima aportación del autor, sea la visión que nos ofrece de aquellos rifeños que lucharon en su terreno contra las tropas de la España del Protectorado. Después de sufrir en carne propia el Desastre de Annual y salvado milagrosamente de la muerte, Pérez Ortiz es sometido a año y medio de atroz cautiverio cuyos pormenores va anotando con su cabo de lápiz en papeles de rebusca. Aquí se rompe el mito (muy contemporáneo, por otra parte) del buen moro, o moro amigo y nos describe las crueldades y sinrazones de aquella efímera república del Rif. Aquí —es una pena— no cabe la leyenda del noble abencerraje. Y hay que destacar que todo eso nos viene narrado por uno de aquellos militares de ideas avanzadas que en su madurez, ya durante la II República, llega a ser alcalde de Ceuta por el partido Radical-Socialista.

De este libro hasta hoy agotado y que ya podemos disfrutar en oportuna reedición se aprovecha todo —fotografías inéditas incluidas— excepto las prescindibles páginas introductorias. Si quieren saber la razón que tenían aquellas voces que nos llegaron hace unos años desde la más rancia progresía reclamando indemnizaciones y compensaciones sin cuento para el pueblo rifeño, aquí pueden hacerse idea del origen de todo aquello. Y el que quiera leer que lea.



miércoles, 17 de marzo de 2010

Claras hogueras romances

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Manda, capitana, manda,
que aguardamos tus infantes:
Manda a la selva de torres
de toda España que canten:
Incendia, incendia en las cimas,
claras hogueras romances,
pues en tu puño la llama
de miles de pechos, arde.

Ramón de Basterra. Llama Romance, de LOS LABIOS DEL MONTE (Editorial Renacimiento, Madrid 1926.)

En la fotografía, clausura del IV Consejo Nacional de la Sección Femenina en Toledo, enero de 1940. Autor Torres Molina (Agencia Efe).
Esta tarde de miércoles a las 19 h. en la iglesia de Santa Bárbara, misa en el XIX aniversario de la muerte de Pilar.







martes, 16 de marzo de 2010

La humilde calle Verde


« ...Ahora que has muerto, Fernando Villalón, voy sintiendo con un escozor creciente el escamoteo de aquellas dos horas inevitables que pasábamos juntos en Sevilla, a riesgo de pasar juntos el día entero, y las noches entre cañeros y claveles con mujeres de ojos negros y jazmines en el moño.
Iba yo a tu casa, por las calles de Santa Cruz, con sus buganvillas y sus gitanillas de pechos en las bardas de los jardines, y, al llegar a la plaza de los Refinadores, ya se advertía el rumor trafagoso y vocinglero, de pequeño comercio, autobuses de línea y vecindonería de la Puerta de la Carne.
Alguna de las tardes, en vez de entrar por el callejón de Céspedes, entraba por la calle Verde, tan tierna, tan humilde, tan henchida de pueblo murillesco con sus fachadas, de una aguada pálida, color de rosa, de manzana o de malva, hasta la casa señorial, un poco escondida entre el viejo palacio de don Miguel de Mañara y Vicentelo de Leca, y la iglesia de San Bartolomé, color de bizcocho de feria, donde moraba, y donde ya no volveré a ver al poeta y al amigo de una época fantástica y magnífica.»

Mauricio Bacarisse.
A Fernando Villalón. (Publicado en la Pag. 14 de La Gaceta Literaria nº 80 del 15 de abril de 1930).

De lo que hemos leído de la correspondencia, casi completamente inédita, entre Mauricio Bacarisse y Fernando Villalón, puede que la manera más exacta de valorarla sea decir que se lee a carcajadas. Es una charla de casino llevada al papel con el tono coloquial de una conversación sin testigos. Lo mismo se recomiendan lecturas que se ríen de maridos burlados. Y esto, cuando Villalón aconseja a su amigo sobre mujeres, que suele ser un tema recurrente.
Poco tiempo tendría Gimenez Caballero para llevar a la imprenta este texto de despedida de Bacarisse, pues muerto Villalón, tarda menos de un mes en salir el siguiente número de La Gaceta Literaria donde aparece publicado.

Y para que la semblanza no quede incompleta, la sentida necrológica puede leerse aquí, antes de hacer un recorrido por la Sevilla del album fotográfico del I.E.S. Vélez de Guevara que es de donde procede la imagen.



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martes, 9 de marzo de 2010

Memoria de Fernando Villalón


¿Qué será lo primero que eche de menos un sevillano en Madrid? Yo respondería al punto: los naranjos. Por las calles te encuentras acacias, plátanos, olmos, pero ni en El Retiro hay naranjos. Una vez un madrileño nos avisó de que había visto uno en no se que sitio, pero en caso de existir sería una rareza, porque el invierno de aquí no hay naranjo que lo resista.

Y hoy imagino a Fernando Villalón plantado en medio de la avenida de la Reina Victoria de Madrid, sus tristes últimos meses de vida y su muerte tan de desarraigo. Aquel caballero de la marisma, el de los paseos por Sevilla, el amigo de las tertulias...
Aunque parece que hasta el último momento quiso aparecer bragado, Villalón sabía que se moría y unos días antes escribe a su prima Aurora Halcón "Siento que la que nunca nos olvida me anda rondando..."
El dia después de su muerte se le entierra en la fosa común del cementerio de la Almudena y se leen en su testamento aquellas palabras terribles para con su hermano.

Pero fue en el cabo de año cuando sus amigos de Madrid y Sevilla se reunieron para ponerle en la puerta de su casa, que había sido la de todos ellos, en San Bartolomé 1, la placa de marmol que no tuvo en el cementerio. Por la nómina de los amigos puede intuirse la calidad del homenajeado, y aunque no estén todos asomados a ese balcón, podemos reconocer al menos a Bergamín, Alberti, Pepín Bello, Sánchez Mejías, Romero Murube, Salinas...
La fotografía es propiedad precisamente de los herederos de D. José Bello Lasierra y este marmol es -afortunadamente- de los que siguen en su sitio.



domingo, 7 de marzo de 2010

Un río desbordado


Creo que la exposición del sótano de la librería Blanquerna sobre Josep Pla se plantea como un ejercicio metafórico. A pesar de dedicarle un par de dietarios, el catalán repitió varias veces que le interesaba muy poco Madrid (tan poco como Barcelona, dicho sea de paso), así que nos han preparado una exposición vacía de contenido. Para ser justos, hay dos vitrinas enfrentadas; una con tres manuscritos, letra minúscula como hilera de hormigas, y otra con una serie de fotografías del Madrid de los años 1920 remotamente relacionadas con el autor. Nada se muestra aquí de ese río desbordado -otra metáfora- que es como Ridruejo se refería a la obra del ampurdanés
Lo mejor está enfrente, pues se proyecta en una pantalla la entrevista de 80 minutos que le hiciera Soler Serrano en diciembre de 1976, pero eso ya hace años que está disponible en la red.

Todo lo que escribió Pla es pura autobiografía, y cuanto más le leemos, más nos asombramos que para permitirse el lujo de llegar a ser un payés con boina, antes hubo de recorrerse toda Europa en los ambientes más cosmopolitas. El ciclo de conferencias lo inaugura Trapiello el miércoles 17, así que esperamos que nos cuenten algo de todo eso.




jueves, 4 de marzo de 2010

Cartelería


Habrá que reconocer cuanto antes que Luis Gordillo, el mejor artista contemporáneo español, no ha echado los restos en el cartel de este año para la Maestranza de Sevilla. Claro que eso le ocurre por no haber sido fiel a su propio estilo, pues hubiera servido, por ejemplo, una de las abstracciones interminables que tiene ahora expuestas en la galería Salvador Díaz.
Algo parecido le ocurrió el año pasado a Manuel Salinas, y ambos han reconocido sin ambages, sea dicho en su favor, que la responsabilidad del encargo ha hecho que en cierta manera cocinaran algo más del gusto común. Craso error, pues el cartel de Gordillo provocará la lógica división de opiniones: a unos le parecerá malo y a otros horroroso.

Pero los señores que critican este cartel por principio —sean de Sevilla o de Burgos— olvidan que Alfonso Grosso, (que sería su cartelista fetén) hace tiempo que cría malvas. Y tampoco es cuestión de encargárselo todos los años a Carmen Laffón.



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miércoles, 3 de marzo de 2010

P. P. P.


Como viene siendo sospechosamente frecuente que aparezcan textos inéditos en los años con celebración incluida, no puede extrañarle a nadie que haya ocurrido una vez más en el 35 aniversario de la muerte de Pasolini.
Siendo así, estaba repensando una idea que tengo muy discutida, pero que por primera vez pongo negro sobre blanco. Y es que creo que si en Pasolini no hubiera coincidido una ideología concreta -comunista- y una condición personal -homosexual-, ni su obra hubiera tenido la repercusión que se le depara, ni se hubiera visto arropada por ciertos ámbitos intelectuales. Es más; todo lo que escribió no habría pasado de cierta curiosidad dialectal.
A mayor abundamiento, las dos premisas mentadas fueron vividas con su propia carga de heterodoxia: comunista rebelde e incómodo al partido y homosexual en su versión con balcones a la calle. Todo ello, claro está, amplificado por una muerte trágica.

De su obra sin embargo, las novelas resultan infumables por mucho interés que se ponga y en años de curiosidad intermitente no le he leído un solo verso que merezca ser recordado de memoria. De manera que no sabemos que maravilla nos deparará el nuevo manuscrito encontrado pero ya lo vienen publicitando como si acabaran de descubrir la piedra Rosetta.

De su faceta como director de cine, hay que reconocer -mea culpa- que conseguí interesarme por el visionado de la Trilogia della vita. Claro que eso fue a la tierna edad de 15 o 16 años, por lo que resultaría de todo punto improcedente que nadie me lo echara ahora en cara.