Acabo de ver el último programa de Dragó, dedicado en este caso a Chicho Sánchez Ferlosio y uno , claro, al que recuerda aquí es al padre.
Ya se sabe que hace unos años
Rafael Sánchez Mazas, disfrutó de unos minutos de vuelta a la gloria por el conocido libro de Javier Cercas
Soldados de Salamina (2001) y la posterior versión cinematográfica. El argumento ambienta las últimas semanas de la Guerra Civil, cuando Barcelona está a punto de ser tomada por las tropas de
Yagüe y en un acto desesperado los enemigos vacían de presos las cárceles por el efectivo método de la ráfaga de metralla. Sánchez Mazas se encuentra en el santuario de Santa María del Collell que ha sido convertido en prisión y se salva
in extremis del fusilamiento masivo que se produce en el bosque que lo circunda.
Por otro lado, sobre la peripecia anterior de huida en la capital ya descubrimos el verano pasado la historia de
una fotografía del escritor refugiado en la Embajada de Chile. Pero ahora, avanzando por el segundo tomo de los diarios del diplomático chileno Carlos Morla, me topo ayer con esta referencia al poeta correspondiente al 26 de Julio de 1937.
«En el Decanato la gente se arremolina, en el vestíbulo y en los salones de este palacio. Sánchez Mazas viene a hablar conmigo... Lo encuentro sucio y desgreñado, pero me dice que le ha vuelto la serenidad y que ha escrito tres libros. Me habla del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera. Supo que le "costaba tener que morir" y que tuvo un desfallecimiento, pero que reaccionó después... entonces regaló su gabardina y rogó que le limpiaran la sangre para que los suyos no le vieran así.
Todo esto es atroz. Sánchez Mazas me dice que tiene la impresión de que Federico García Lorca vive... »
Carlos Morla Lynch. ESPAÑA SUFRE. DIARIOS DE GUERRA EN EL MADRID REPUBLICANO. Ed. Renacimiento 2008. (Pag. 295)
Y por enlazar con el principio, conociendo desencuentros y diferencias entre el padre y el hijo, podríamos buscar un remoto punto de intersección y recordar que una de las canciones de Chicho cantaba, toma la letra de uno de los bellos y desconocidos versos de su padre. ¿Alguno de Sánchez Mazas no lo es?
Llegarás por los calveros
que se ven por la ventana,
señora blanca y lejana
de todos los caballeros.
Llegarás por los calveros
para llevarme a deshora,
blanca y última señora
de todos los caballeros.
Llegarás por los calveros,
calveros de mi encinal,
muerte, señora inmortal
de todos los caballeros.
Al final -siempre ocurre- sería la señora blanca y última la que se encargaría de igualar a padre e hijo.
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