jueves, 12 de marzo de 2009

Cuatro veces Pepín Bello




Puede que lo que se disfruta con este libro nos compense de tantas otras biografías profesorales plagadas de fechas y datos; este llega a la sustancia a través de la anécdota. Que es como llegar al genio a través de las aproximaciones, nunca mejor dicho que en el caso de José Bello Lasierra -Pepín para el siglo- al que se le tiene reconocida su capacidad para rodearse de singulares.
Las partes más y mejor tratadas son dos, los misterios gozosos; su época en de la Residencia de Estudiantes donde la nómina de amigos, desesperados tomadores de té, por no enumerar, basta decir que es lo mejor de la España de entonces. Más tarde, se nos cuenta igual de bien los otros misterios -dolorosos- de la guerra en la capital, donde pasea su hambre por el borde de la guadaña. Es la memoria cruel, de la que luego nos hablará Marino Gómez Santos.

Esta biografía apasionada de más de cien años fue tomada al oído por Petón en horas de conversación en la calle santa Hortensia, sin que en una linea dé ocasión de aburrirse, por lo que puede perdonársele que nos escriba Eduardo Gassent por Eduardo Llosent o marqués de Pigman por Pickman. Acabaremos compensando esos errores de lesa sevillanía en la amistad de otro sevillano, y recordaremos el retrato entrañable que nos hace de su amigo Joaquín Romero Murube. Retrato que traemos aquí por partida cuádruple tomado de una de esas imágenes al minuto. Su amistad duró hasta la muerte.








7 comentarios:

Javier dijo...

A Petón, a quien conozco de vista pero con el que no he tenido el gusto de hablar, siempre le recordaré rodeado de manifestantes que le increpaban por unos lemas muy retorcidos escritos en una pancartita, que (teóricamente)coincidían con el propósito de la manifestación (lemas muy del estilo de La Auténtica)

Desconocía que había escrito este libro (me quedé en "El hombre al que Kipling dijo sí")

Cuando pueda, te escaneo el retrato del que te hablé y te lo envío como curiosidad (salvo que no te interese)

Un saludo

Javier

Alfaraz dijo...

Javier; salvando las distancias biográficas, este me ha gustado más este que el "Kipling".
Para mí, la biografía que normaliza a J.A. es la del profesor Gil Pecharromán.

Ah! espero con impaciencia ese retrato para en mi galería de azules. El mail de mi perfil valdria, no he encontrado el tuyo.

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enrique dijo...

Una vida centenaria llega de vivencias con los mejores.
Ese fue Pepín Bello.

ONDA dijo...

Se agradece como siempre la reseña y su conexión sevillana.
Ignoro si habrá alguna referencia a Adriano. Amigo como sabes de Llosent y de Murube.

Y para todos esos amigos un deseo de que siguan disfrutando en la eternidad.

Un abrazo

Alfaraz dijo...

Ya veis que cien años más lucidos...y lúcidos.

En este libro, Ignacio, no hace alusión a Adriano, pero casi con toda seguridad se conocieron. Primero coincidieron viviendo ambos en Sevilla y luego en Madrid. Y muchos de los amigos eran los mismos.
Seguiremos tras esa conexión.

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Abu Saif al-Andalusi dijo...

He llegado a este blog a través de comentarios en otros. He decubierto coincidencias agradables.
Aqui está mi "crítica" del libro de Petón: http://elbaluartedeoccidente.blogspot.com/2008/07/la-desesperacin-del-t-27-veces-pepn.html
Un saludo
Abu

Fernando Alvarez Jurado dijo...

En este magnífico libro se hace alusión a la posible amistad entre Lorca y José Antonio. Trato este mismo tema en mi blo "La Tercera España" http://laterceraesp.blogspot.com/ Saludos.