martes, 7 de agosto de 2007

Juegos olímpicos


La experiencia nos dice que nuestra democratísima y libérrima sociedad occidental sólo cierra los ojos ante el poder del dinero. Que la China comunista no es un dechado de libertades lo saben hasta en Corea del Norte y es normal que lo de la libertad de prensa suene allí a telefilme americano.
Todo esto no impide que organismos como el COI declaren sede de los Juegos Olímpicos a Beijin (antes conocida como Pekín) ciudad en la que desde el ínclito Mao Zedong (de soltero Mao Tse-Tung) nadie ha podido disfrutar -por ejemplo- de la libertad de conciencia.

Supongo que ellos pensarán que cuando lo que está en juego es el mercado potencial que suponen para las empresas del primer mundo los más de mil millones de chinos tampoco será cuestión de ponerse tiquismiquis. Por mi parte, y frente a tanta actitud entreguista, el presidente comunista chino Hu Jintao puede empezar a temblar: le acabo de declarar el boicot a las Olimpiadas de 2008.





Imagen: Campaña contra los JJ.OO. chinos de RSF.

1 comentario:

Terzio dijo...

Item ego!

Pero a mí me escuecen más los obispos torturados, los curas en campos de concentración y los fieles perseguidos (católicos todos, of course).

Con todos estos mártires vivos, se van a "celebrar" las Olimpíadas (oh paradoja!) en la nación de la Gran Muralla (todo un símbolo...que no ha caído como su paralelo de Berlín).

+T.